sábado, 13 de julio de 2019

Mila & Bianca - Parte 5


-Dale Mila, ¿qué pasa?
-Me incomoda lo que está haciendo este tipo.

Bianca miró con suspicacia.

-¿Ya querés irte?
-No, no. Quedémonos un rato más.


Cuando Alex terminó de cantar “Homero”, bajó y se abrazó con algunas personas. Bianca se acercó a hablar con él, mientras Mila revoleaba los ojos ante la situación.

-Me encantó lo que leíste.
-Muchas gracias, voy a estar subiendo todo a Instagram, si querés seguime en @alexpoetadelbarrio.
-Dale, te sigo, seguro te comento una foto para que sepas quién soy, ja ja.
-Ja ja, está bien, muchas gracias otra vez.
-De nada, un gusto -saludó ella, dándole un beso mientras posaba su mano sobre la cintura de Alex, y luego se fue.


Mila se quedó mirándola fjiamente.

-¿Qué? -preguntó Bianca.
-Nada, ¿buena onda?
-Sí, re.
-¿A esta piba que está subiendo ahora con el ukulele también la vas a ir a saludar? -dijo Mila, mientras señalaba a una chica vestida con ropa muy colorida, que estaba acomodándose en el escenario.
-Se dice ukelele. Y sí, si me gusta lo que hace, por supuesto.
-¿Qué parte te gustó más del anterior? ¿Cuándo leyó la tomada de pelo o cuando la cantó?
-Ya está Mila, si no te gusta lo que hizo el flaco, no lo sigas en su Instagram y listo, ¿para qué te hacés tanto problema?
-Quizás lo siga para enojarme.
-Por ahí es más fácil si dejás que cada uno haga lo que quiera. No es un amigo o familiar tuyo como para que te sea una preocupación. Además, hay gente a la que le gusta ese tipo de arte.
-Pero, ¿no te hace ruido aunque sea?
-No, pero porque yo me fijo en lo que se dice, y no en quién lo dice. No podemos hacer que el arte pierda valor sólo porque lo haga alguien que no consideramos apropiado o que nos cae mal.
-A mí me saca, Bianca. Este flaco no habrá tenido que esforzarse nunca en su vida para conseguir algo, y te la quiere venir a contar. Pero claro, obviamente acá nadie va a saltar a decirle nada.
-Mila, te van a escuchar y nos van a armar quilombo.
-Si hay quilombo me la banco. Igual me callo, pero a lo que voy es que no es que no me gusta estar acá porque sí, quiero que entiendas qué es lo que me molesta.
-Me parece súper sana esa actitud, y me alegra que me cuentes cómo te sentís, así podemos tener una comunicación efectiva.
-No me hables como si fuera una estúpida, Bianca.
-Sólo trato de ser clara en cómo recibo lo que me estás diciendo.

Mila se mordió el labio inferior.

-Está bien.
-Dale, en serio, no te estoy boludeando -explicó Bianca, con tono conciliador.
-Ya sé que no, pero me cuesta no tomármelo como un descanso.

Bianca rodeó con su brazo a Mila y la apretó contra su cuerpo, como dándole un abrazo de costado. Luego le besó la cabeza con fuerza. Mila sonrió levemente.

Entonces empezó a hablar la cantante que estaba en el escenario: “Hola amigues, estoy muy contenta de estar en este ciclo que armó Andy. Les cuento que es mi tercera vez tocando en vivo, y me alegra mucho poder hacerlo frente a ustedes, ya que la mayoría son personas que quiero y amo, y que me hacen muy feliz todos los días de mi vida. Para quienes no saben quién soy, mi nombre es Viole. Bueno, nada, me encanta la vibra que hay acá, ¡a cantar!”.

Viole comenzó su canción:

Cuando estoy sola y aburrida en casa
la llamo a Valen, y salen esas flores.
Y si tengo ganas de salir a pasear
viene Cami, y vamos por ahí.
Todo el amor que necesito lo tienen ustedes,
todos los días me hacen feliz.

Son mis amigues, mis amigues
les quiero tanto, son increíbles.
Mis amigues, mis amigues,
si vamos juntes, nunca estoy triste.

Juanchi, Pabli, Mono,
Rola, Feta, Male, Muro,
Fresa, Valen, Cami, Tombo,
todes son lo mejor para mí.

Ustedes me salvan siempre que les necesito,
cada día están presente,
a nosotres sólo nos separa la muerte.


Mientras la canción continuaba enumerando qué actividad correspondía a cada amigo de la lista, Bianca empezó a reírse, aunque con disimulo. Mila observaba anonadada, y bromeó: “¿Se golpeó la cabeza esta chica antes de cantar?”.

Bianca continuó riendo, mientras la organizadora Andy y sus amigos, que estaba a pocos metros de distancia, la miraban con desprecio.

El show de Viole continuó unos 20 minutos más, con canciones de corte similar a la primera, con reiteradas dedicatorias a sus amistades entre y dentro de cada tema. Cuando llegó la hora de aplaudir, todo el público la ovacionó, especialmente los que parecían ser sus amigos. Mila, socarronamente, gritó: “¡Grande, amigue!”. Bianca, sin dejar de reírse, le hizo un gesto como para que se callara.

La organizadora subió al escenario y anunció que el micrófono quedaría a disposición de cualquiera que quisiera participar, y que media hora después llegaría una banda a tocar. Después se reincorporó a su grupo y, cuando Mila y Bianca pasaron por al lado, las frenó:

-¿Y, Bian, la estás pasando bien? -preguntó.
-Sí, súper bien, ahora vamos a buscar otra cerveza.
-¿Qué te pareció Alex? Vi que le hablaste.
-Muy bueno lo que leyó, y también lo que cantó.
-¿Y Viole?
-Bien.
-¿Sí?
-Sí.
-Mirá vos, me alegra escuchar eso, porque me pareció que te reías mientras ella cantaba.
-No, nada que ver -contestó Bianca, pálida.
-¿No? Porque me pareció que sí.
-No, Andy, por ahí nos estábamos riendo de otra cosa.

Los amigos de Andy, que estaban escuchando y observando la acusación, empezaron a acotar: “Sí, yo te vi riendo”, “Te estabas cagando de risa flaca, no mientas”, “Muy mala onda lo tuyo”, le dijeron tres personas diferentes, mientras Bianca permanecía callada y Mila se tapaba la boca.

-Estaría bueno que le pidas disculpas -continuó Andy.
-Dale, boluda, ya fue, me pareció gracioso, y ella ni se dio cuenta si me reí, ¿qué importa?
-Aunque sea andá y felicitala, redimite de alguna manera de tu actitud. Toda esa mala energía te va a consumir si no la transformás en algo positivo.

Bianca no respondió, como esperando algún remate para la frase, pero Andy no retomó la palabra.

-Bueno, ya fue, ahí voy y la felicito -prometió, con gesto de resignación.

Cuando estaba por emprender camino para felicitar a Viole, Mila frenó a Bianca tomándola del brazo, y le habló a Andy:

-¿Qué te pensás que sos? ¡Mirá si le vamos a ir a pedir disculpas a esta pibita porque nos pareció una pelotudez lo que cantó! ¿Estás loca?
-Disculpame pero, hasta donde yo sé, mi conversación era con Bianca, a vos no te conozco.
-Como no te conozco y me importás tres carajos, te voy a cantar la posta: La gente de tu “ciclo” es una mierda.
-No, yo no voy a formar parte de esta agresión. Repelo tu violencia, no quiero esto -se defendió la organizadora, y amagó a dar media vuelta.
-Vení para acá -continuó Mila, y Andy frenó su marcha- ¿Cómo vas a mandarla a pedir disculpas? En serio te digo, ¿te creés mucha cosa? No te juna nadie, y esa postura de “paz y amor” no te la compro ni un poco, menos después de cómo acabás de yutearnos. Seguro en tu casa hacés un escándalo cuando la empleada doméstica te cambia las cosas de lugar, y acá te la venís a dar de buenita y sensible.
-¿De qué hablás? -replicó Andy, con cara de indignación.
-De que ni a Bianca ni a mí nos van a hacer arrodillarnos ante ustedes, chetos de mierda. Andá vos a pedirle disculpas a tu vieja, por ser una atrevida y encima careta. Y a tu amigo Alex “del barrio” lo re cago a piñas si me lo cruzo, además, ¿de qué barrio es? ¿San Isidro, Palermo, Recoleta? ¿Qué hace cantando Viejas Locas”? Me arruinó la canción este pelotudo.
-¿Te sentís mejor diciendo estas cosas? -preguntó la organizadora, pero Mila no contestó- ¿Listo? ¿Te descargaste? ¿Ya está?
-¡No! Me faltó lo más importante: ¡Aprendan a cocinar una pizza, inútiles, porque la masa estaba cruda!

Los amigos de Andy  intentaron increpar a Mila, pero Bianca se la llevó y salieron rápidamente del recinto, recibiendo algunos insultos a lo lejos. La organizadora sólo atinó a levantar las manos, como desentendiéndose de la situación.

Una vez afuera, caminaron hasta dar con una pequeña plaza. Allí se sentaron en un banco y quedaron en silencio un rato, hasta que Bianca lo quebró cuando empezó a cantar:

-“Son mis amigues, mis amigues, les quiero tanto, ¡son increíbles!”.

Mila rió estruendosamente, y respondió:

-Qué pegadiza que es esa mierda, la puta madre ja ja.
-Se dice “pegajosa”.
-¿En serio?
-La verdad no sé. Nos echaron, Mila, ¿te das cuenta?
-Sí, parece que al final no eran nuestros amigues.
-No, mucha mala energía tenemos, boluda. Mal ahí.
-Igual, la que organiza es tu amiga, todo esto es tu culpa ja ja.
-No es amiga, me caía bien solamente, pero nada, creo que después de esto ya no tengo chance de “redimirme”. Tampoco me importa.
-Igual, a pesar de todo, esto sigue siendo mucho mejor que un boliche -aseguró Mila.
-Mal, ¿sabés qué me llama la atención? Que gente como esta Viole quiera hacer música. O sea, claramente no tiene nada interesante para decir, ¿por qué querría ser artista?
-El mundo le pertenece a los que se animan, no a los talentosos. Por ahí ella con su desfachatez llega más lejos que alguien con más penurias pero menos ímpetu.

Bianca sonrió.

-Hace rato no te escucho hablar así.
-Vengo un poco enfrascada. Me despierto pensando que estoy en paz, y al rato creo que todo va a colapsar. Y así ida y vuelta todo el día -explicó Mila.
-Te re entiendo. Yo estoy igual, necesito un trabajo urgente. Me da mucha vergüenza pedirle plata a mi mamá.
-Sí… -acotó Mila, como pensativa, pero inmediatamente cambió a un tono más firme- Bueno mañana ponete a buscar a full.
-No me queda otra… ¿Cómo quieren que saque al país adelante trabajando si no hay laburo? -ironizó Bianca.
-Tenés que convertirte en una emprendedora exitosa, ¿sabés cuál es la clave para lograrlo?
-¿Cuál?
-Nacer en una familia millonaria.
-¡Como el presidente!
-¡Eso mismo! ¿Te imaginás ser presidente y que todos te odien, incluso tu papá? Qué triste.
-Ja ja, cómo lo odio a este chabón. Encima mis viejos lo bancan, qué paja -comentó Bianca, tras lo que hizo una pausa- Che, Mila, ¿sabés qué?
-¿Qué?
-Tengo que decirte algo.
-¿Qué pasa?
-¡Sos mi amigue, mi amigue, te quiero tanto, sos increíble!



Escrito por: Tomás Bitocchi

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