lunes, 16 de septiembre de 2019

Mila & Bianca - Parte 11

-A ver si entiendo, vos te cogiste a otra mina y yo tengo que... ¿No decir nada?
-No dije eso, sólo que no somos nada vos y yo, no entiendo qué me reclamás.
-Te reclamo porque hace cinco meses que nos vemos.
-¿Los contaste?
-Sí, los conté, ¿tenés algún problema?
-No, ninguno, sólo preguntaba.
-¿Por qué me hiciste esto?
-No te hice nada.
-Sí que lo hiciste. Me hiciste sentir una pelotuda, me re ilusioné con nosotros, me hiciste creer que nos estábamos enamorando y al final me re cagaste.

-Nunca dije que te amo.
-¿Y? ¿Tenés que decirlo directamente? Hacete cargo de cómo me mirabas, las cosas que decías, los momentos íntimos.
-¿Hablás de cuando garchamos?
-No, no estoy hablando de eso. Yo me abrí con vos, te conté cosas que no le había contado a nadie, y vos me escuchabas, me abrazabas, me preguntabas, ¿qué mierda pasó? Te cagaste en eso y me duele muchísimo. Ahora sé que le confié mis secretos a un garca.
-No soy un garca, Milagros, no somos nada, no te debo explicaciones. Además, de onda, vos me revisaste el celular, ¿y si arrancamos por ahí mejor?
-Sí, lo revisé y está mal, lo admito, me hago cargo. ¿Vos te hacés cargo de lo que hiciste?
-¿De qué querés que me haga cargo? ¿De que estuve con alguien más? Sí, estuve, ¿y? Vos te enteraste de eso porque me agarraste el teléfono, si no, ni tendríamos este problema. Este quilombo lo generaste vos.
-¿Qué hago ahora, boludo?
-No sé, ¿por qué dudás de qué vas a hacer?
-Porque me estoy enterando que, primero, "no somos nada" y, segundo, que estuviste con otra.
-Hacé lo que quieras.
-Encima le decías que la querías, que te encanta, que te coge re bien, ¿cómo podés? ¿cómo pudiste? ¿No pensaste en mí en ningún momento? En todo el chat que tenés con ella no me mencionaste ni una sola vez, hijo de puta, ni una sola, hiciste como si no existiera, me borraste.
-No te borré, simplemente no salió el tema.
-No salió el tema porque lo evitaste, chanta, lo evitaste por completo. Ahora entiendo por qué nunca aceptabas las etiquetas en las fotos, siempre me decías que era porque no te gustaba cómo habías salido, pero era porque no querías que ella nos viera juntos, ¿no? ¿O fue porque te parezco demasiado fea como para mostrarle a los demás que estás conmigo? Bueh, tranquilamente podrían ser las dos opciones, ahora de vos me espero cualquier cosa. Me escondiste todo este tiempo en tus redes sociales, como si te diera vergüenza, y con ella subiste una foto apenas un tiempito después de conocerla, ¡y me dijiste que era tu amiga, que te parecía "simpática"! La cara de pelotuda me viste, forro. ¿Qué le ibas a responder si te preguntaba quién era yo? Digo, en algún momento iba a tener que salir el tema.
-No me preguntó.
-¿Y si preguntaba? ¿Qué le ibas a decir? "Ah, sí, es la boluda con la que jugamos a ser novios, no te preocupes, es sólo una cornuda", contame, ¿qué le ibas a decir?
-Estás muy alterada.
-¿Podés decir algo más? ¿Podés tener la cortesía de elaborar un argumento? ¿No ves que ya me rompiste toda? ¿Qué te cuesta ser honesto al menos en este momento?
-¿Qué querés que te diga?
-Cómo puede ser que yo haya estado TAN equivocada de haber creído que estábamos saliendo, enamorándonos, haciendo cosas de pareja, y que vos ahora me digas que nada que ver, que no nos debemos explicaciones porque "no somos nada". Decime, por favor, ¿qué es lo que entendí tan mal? ¿En qué momento me desconecté TANTO de la realidad?
-La verdad es que me gustás, eso quiero que quede claro. Me parecés una mina inteligentísima, incluso divertida, pero no estoy enamorado de vos, y no creo que vaya a enamorarme en el futuro tampoco.
-Y sin embargo, TODO parecía indicar lo contrario.
-Pará, Mili, pará un poco. Yo te adoro, pero con todo lo que me contaste de vos, y cómo confiaste, y tanto que te apoyaste en mí, me costaba mucho alejarme. ¿Cómo te decía que prefería que quedáramos como amigos? O como amigos con derechos, no sé, como quieras llamarlo. Disfruto tu compañía, pero no nos veo como novios.
-¿Por qué no me dijiste antes?
-No sabía cómo hacerlo, perdón.
-Me siento humillada. No sabés cuántas veces nos imaginé a futuro estando juntos, teniendo nuestra casa y perritos, formando nuestra propia familia. Me duele tanto enterarme de esto que quiero morirme.
-No digas eso, Mili. No es para tanto, soy un chabón más, no tengo nada de especial.
-No puedo creer que me digas algo tan pelotudo en este momento.
-¿Y qué querés que te diga?
-Nada, leé, callate. ¿Entendés que te iba a hacer un regalo porque estábamos por cumplir seis meses? Seis meses de "nada", según vos. ¿Dónde me meto esta guitarra que te compré? Ni siquiera sé si se puede devolver, ¡mirá si seré pelotuda, que ni pensé en esa posibilidad! ¿Cómo sigo después de esto?
-Se puede seguir, vas a poder.
-Vos estás tranquilo porque estás con esta minita, y espero que no le hagas lo mismo, porque si no voy yo y te cago a piñas personalmente, por forro de mierda.
-No voy a hacerlo.
-¿Tanto te gusta ella?
-No hablemos de esto, dale...
-¿Por qué no te gusto yo? ¿Cómo no te enamoraste? Boludo no podés ser tan buen mentiroso, yo te miré a los ojos y ahí había algo. Algo lindo, no esta mierda. ¿Cuántas veces te recostaste sobre mi pecho y me dijiste que me querías? Me hablabas al oído, ME HICISTE UNA CANCIÓN. Me siento demente, ¿tan bien fingís? ¿Tan pero tan bien?
-No quería lastimarte. Estábamos en una zona gris, donde si te decía de la nada que no quería algo a futuro, vos ibas a pensar que me creía gran cosa por suponer que vos sí querías, o qué sé yo. Por eso me callé también, no daba decir algo y quedar como un agrandado. ¿Qué querés que haga, Milagros? ¿Querés que hable mal de mí mismo? Lo hago, ¿qué me importa? ¿Querés que me lastime? Me corto el brazo y te mando una foto, ¿eso querés? Tenés razón vos, ya está, hice todo para la mierda, no tengo manera de arreglarlo, ya está hecho.
-Al menos estás diciendo algo con sentido. Ya está, es cierto. Yo entiendo que es mi culpa haberte revisado el celular y encontrar estas cosas. Las cosas que leí me van a perseguir por mucho tiempo, pero es mi culpa, no tendría que haber escarbado pero, ¿sabés qué pasa? Hay algo que me da vueltas, y me viene picando la nuca desde que vi las fotos de ella.
-Ya está, Mili.
-No, no está. No sé si te diste cuenta que ella es mucho más linda que yo, y no puedo dejar de pensar que la cosa viene por ese lado.
-Dejate de joder.
-¿Te parece más linda que yo? Es flaquita, tiene ojos claros, y los dientes perfectos. Hasta a mí me parece más linda que yo.
-No quiero responder.
-Es una pregunta fácil, ¿quién es más linda, ella o yo?
-¿Qué aporta esto?
-Quiero entender por qué la vida me pega este machetazo sin que yo me lo haya buscado.
-Cada una tiene su belleza, no es que una sea más linda que la otra.
-Yo vi lo que hablás con ella. No te atrae su inteligencia, te la pasás franeleando cuando chatean.
-No voy a responder más.
-No respondas. Yo lo tengo bien claro ese punto. Y no me importa, eh, pero quería ver si tenías el valor de decírmelo.
-Ya es una pelotudez lo que decís. Te pido disculpas por haberme manejado mal. Te bloqueo así no nos seguimos lastimando.
-Cagón.



Mila terminó de leer la conversación, y lanzó un "qué hijo de puta" con resignación, como si estuviera pensando en voz alta. La conversación era del 2018, y el número no estaba agendado.

Después se levantó de la cama, preparó un mate y, una vez que calentó el agua, se sentó frente a la computadora, respondió un mensaje de Bianca, y se puso unos auriculares portentosos. Comenzó a jugar pero, pocos minutos después, se recostó contra su silla y se agarró la cara con las manos.

Luego tomó su celular, y se descargó Tinder. La pantalla marcaba que era lunes. Durante largo rato, intentó sacarse selfies en su living para completar su perfil, pero ninguna la convenció. Por eso, fue al baño e intentó lo mismo, pero esta vez frente al espejo. Nuevamente, no quedó conforme.

En ese momento, acercó su rostro al espejo: Primero levantó las cejas, movió su cara en diferentes direcciones, cambió los gestos, hizo "piquito" con sus labios, y después ensayó sonrisas.

Terminada la práctica, otra vez agarró su celular y sacó muchas fotos más. Al terminar la sesión, se sentó sobre el inodoro y las revisó todas, una y otra vez. Probó editar las que más le gustaban con los filtros de Instagram, pero ninguna la dejó satisfecha. Luego lo intentó manualmente, pero tampoco le encontró la vuelta.

Con algo de nervios, se quedó mirando prolongadamente la última foto que intentó editar, donde estaba sonriendo forzosamente, con el rostro agotado de tantos intentos.

Entonces, cerró los ojos y respiró profundamente. Como igualmente comenzó a agitarse, repitió el mismo ejercicio. Inhaló y exhaló con fuerza otra vez.


Mila hizo un último esfuerzo por contenerse, pero finalmente rompió en llanto.


Parte 12: https://unperfectoplandelfin.blogspot.com/2019/09/mila-bianca-parte-12.html


Escrito por: Tomás Bitocchi 
www.instagram.com/tbitocchi







No hay comentarios:

Publicar un comentario